diciembre 19, 2024

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ESCAPARATE POLÍTICO: COMO NO ERAN POLÍTICOS

Por FELIPE SANCHEZ CRUZ –

12:14 AM 30/10/2024

FELIPE SÁNCHEZ CRUZ
30 DE OCTUBRE 2024


EL SEÑOR G. Es operador de un camión torton, durante 7 años ha recorrido la ruta México – Oaxaca –Tuxtla Gutiérrez; nunca había sufrido un asalto, hasta la noche del pasado sábado (madrugada del domingo). Al salir de la pista Puebla Orizaba e incorporarse a la supercarretera a Oaxaca, a escasos 15 minutos, fue alcanzado por unos asaltantes que viajaban en un automóvil blanco; a balazos pretendieron hacerlo detener su camión. El chofer no lo hizo, por suerte no hirieron ni a él ni a su acompañante.
UNA DE LAS LLANTAS sí fue alcanzada por las balas por lo que esta comenzó a perder aire, sin embargo, el señor G. No se detuvo, imprimió velocidad tratando de salvar su vida y complicar a los asaltantes el acercamiento.
PRONTO, los ocupantes del auto blanco aceleraron más y desaparecieron, para, pocos kilómetros más adelante, con disparos hacer que el pesado camión fuera detenido y perpetrar el asalto, sin embargo, el operador de la unidad, siguió el mismo proceder; no se detuvo, aceleró, pero ya la llanta iba perdiendo cada vez más aire. Finalmente, el neumático se desinfló y se deshizo con el rodamiento y el rin, sacando chispas, ya tocaba con la carpeta asfáltica, se orilló, los asaltantes ya no estaban. El chofer y su ayudante se bajaron del camión y corrieron hacia las montañas, temiendo que los asaltantes nuevamente se acercaran y los balacearan por rehusarse al asalto.
CORRIERON entre cerros y maleza, a pesar de que eso, en plena oscuridad, es algo imposible; varias veces se cayeron, se espinaron, pero el objetivo, además de resguardarse de los criminales, era hallar un punto en el que hubiera señal pues era imposible hacer una llamada desde sus celulares.
SUBIERON y finalmente, en un punto más alto y lejano, lograron captar señal y reportaron lo sucedido a su empresa para que se pidiera la ayuda correspondiente; desde donde estaban, lograban ver su camión, varado, a un costado de la pista, finalmente una patrulla de la Guardia Nacional se detuvo detrás del camión, entonces, los afectados comenzaron a descender para acercarse nuevamente al camión cuando la policía estaba presente. Mientras bajaban, la patrulla se retiró, por más que los afectados gritaron y chiflaron, no los escucharon.
POCO TIEMPO después otra patrulla se acercó, mediante sus gritos, los policías vieron al señor G. Y a su acompañante; con sus lámparas, iluminaron en dirección hacia donde estaban los afectados, y así, lentamente llegaron nuevamente al camión, comenzaron a narrar lo ocurrido, los subieron a la patrulla y regresaron al lugar del ataque en busca de –según los elementos de la Guardia Nacional –los asaltantes; obviamente, jamás los hallaron.
–Tuvieron suerte – Les dijo uno de los policías –el suyo no fue el único asalto; esta noche, hubo otro, pero en éste, el chofer murió, lo balacearon y camino al hospital falleció– Escuchaban de los elementos que, sin vergüenza, les decían; -Andan desatados los criminales–.
REGRESARON después de la búsqueda de asaltantes y una grúa ya había enganchado la unidad, les decía que, por órdenes de la Guardia Nacional, la tenían que mover, que ahí no se podía quedar, los llevaron a una gasolinería; 25 mil era el precio que la grúa estaba cobrando por el arrastre. La patrulla de la Guardia Nacional se retiró (como no eran unos políticos influyentes, nada de que lo escoltaran hasta su lugar de destino, como ocurrió con el edil electo de Oaxaca, Raymundo Chagoya; en este tipo de incidentes no todos terminan dando las gracias por su “apoyo” a la Guardia Nacional, como ocurre con la clase gobernante). La grúa no desenganchó el camión en tanto no pagara el “servicio”. La empresa tuvo que hacerlo. A final de cuentas, hubo, una pérdida monetaria, menor quizá, pero los policías no pierden oportunidad para “morder”.
EL SEÑOR G. Me dice con preocupación que esto no solo le ha ocurrido a él (algo inédito en tantos años de labor, muestra de que este delito va al alza) A su hijo, operador de un tráiler, recientemente le pasó lo mismo en el tramo Puebla a Orizaba; un vehículo con torreta le ordenó detenerse, lo hizo. Cuando el chofer vio por el retrovisor que quien se bajaba de la unidad no era policía (no usaba uniforme) arrancó; lo alcanzaron, 21 balazos le lanzaron. Por fortuna la libró, me dijo. Los asaltantes tienen puntos específicos para los disparos, evitan el radiador o dañar el motor, de lo contrario inmovilizarían el camión, mismo que ocupan para llevarse la carga a sus guaridas. Eso le ayudó. Así la inseguridad en el México “diferente”.


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