marzo 30, 2025

Oaxaca-8

Una ventana al mundo

Guerrero, el presidente negro

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CARPE DIEM

Guerrero, el presidente negro

NÉSTOR Y. SÁNCHEZ ISLAS

Carlos María de Bustamante, el ilustre periodista oaxaqueño que inicialmente había ponderado a Vicente Guerrero con frases como: “¿Quién podría comparársele, cuando él solo conserva en sus manos victoriosas la tea hermosa del fuego patrio…?” llegó a descalificarlo como “negro” al calor de la lucha política en la que transitaron de la unidad para lograr la independencia de México al enfrentamiento al concluirla.

Vicente Guerrero fue fusilado el 14 de febrero de 1831 en el ex convento de Cuilápam y, su aniversario luctuoso es pretexto para actos de sumisión política. Desconocedores de la historia del pueblo al que gobiernan, normalmente cuando los políticos hablan de Vicente Guerrero no salen de usar la frase “la patria es primero” a conveniencia, rememorar el “abrazo de Acatempan” o referirse al “ejército Trigarante” sin entender de qué realmente están hablando.

Pero Vicente Guerrero, afromexicano, tiene mucho que enseñarnos. El racismo de que fue objeto por su origen está hoy más vigente que nunca.  Por un lado, la llegada de Donald Trump, un supremacista blanco, a la presidencia de Estados Unidos y, por el otro, la pretensión de hacer una nueva constitución local a manos de porros más que legisladores.

En el sistema de castas de la Nueva España, al hijo de un afromexicano con una indígena se le señalaba como zambo, mulato o lobo, dependiendo de quien le aplicara el despectivo adjetivo. Su padre fue afromexicano; su madre, indígena y él se consideraba mulato.

Estudiando la vida del prócer, encontré el artículo académico de la Dra. María Dolores Ballesteros Báez titulado “Vicente Guerrero: insurgente, militar y presidente afromexicano”, publicado por el Instituto Mora de la CDMX donde nos ofrece una perspectiva valiosa sobre cómo se alteran las figuras históricas para crear historias manipuladas.

“Bustamante se burla del aspecto físico del general. Describe a Guerrero como “un puerco cuino en lo gordo y lucio, lleno de canas y muy propio para servir de espantojo en un chilar” y en la misma línea, describe su cara como “efigie prieta y más gorda que un cuino”, y a su persona como “un hombre que debiera ser porquerizo”, (p.11), comentarios y opiniones que escribió en el contexto de la lucha por la presidencia dado que ambos terminaron militando en logias masónicas rivales.

La exploración que hace la doctora Ballesteros de las representaciones escritas y visuales que sobre Guerrero se han hecho son una muestra de como se trató de “blanquear” la imagen del héroe para ser aceptado por las élites criollas gobernantes que confabularon en La Profesa para lograr la independencia.

Este tema de la discriminación debió aprovecharlo el gobernador no para pedirnos una oportunista y sumisa unidad incondicional en torno a Sheinbaum, sino para justificar los cambios que pretende a la Constitución local en la que nos ofrece que será única, intercultural y el reflejo de nuestra riqueza étnica. El tema racial está más vigente que nunca y fue una oportunidad perdida para reivindicar la pluriculturalidad de los mexicanos. Visto así, mi conclusión es que los cambios constitucionales pretendidos en lo local no tienen más objeto que endurecer la dominación política y económica que ahora se ejerce desde la nueva religión de Estado, el partido Morena. La libertad de expresión está en riesgo a manos de la 4T.

Pudo aprovechar esa fecha el gobernador para abordar el tema sobre la representación de la diversidad racial en nuestra tierra, cuestionar los prejuicios raciales que aún quedan más de 200 años después del primer presidente afromexicano para orientar un cambio en la construcción de la memoria histórica más cuando afirma que la primavera oaxaqueña llegó para “cambiar la historia del pueblo”.

No solo el gobernador dejó ir esta ocasión para abordar el legado de Vicente Guerrero desde otra perspectiva diferente a la ya gastada retórica sobre la frase “la patria es primero”. Su equipo de comunicación social cometió el error al difundir en las redes sociales oficiales una efemérides con una imagen del general que más parece un occidental súper héroe norteamericano de un cómic de Marvel que un mexicano mulato héroe de su patria. Esa imagen no hace más que acentuar la necedad de imponer a los mexicanos un estereotipo de belleza de hombre caucásico, con la quijada cuadrada, la cara delgada, la nariz recta y abundante melena. Vicente Guerrero, mulato, fue de tes morena, cabello chino, cara redonda y nariz aguileña. Nunca se avergonzó de su físico y su origen.

Dice la doctora Ballesteros que “el origen africano de Guerrero es empleado como un insulto o como elementos físicos que deben ser “blanqueados”. Ese error de la historiografía criolla del siglo XIX lo repite hoy la primavera oaxaqueña, el gobierno del pueblo que, en el fondo, quisieran ser güeritos y de ojo azul.

nestoryuri@yahoo.com

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